El poema de guerra: un ensayo de La Ilíada

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Aquiles, el protagonista de esta obra literaria, representa en el poema los valores, la belleza y aspiraciones griegas. La Ilíada es el poema épico más antiguo de la literatura europea, en el cual se narra los 51 días del último año de guerra de Troya. Fue compuesta por Homero, cuya existencia  está en tela de juicio; se supone que nació en el siglo VIII, y su ciudad natal aún está en discusión, se le atribuye ciudades micénicas (Quíos, Atenco, Itaca, Cumas, entre otras). Se especula, también, que fue un poeta ciego, por esta y otras razones podría tratarse de un personaje ficticio y de que sus textos recopilados bajo su nombre pertenecen a diversos autores.

Para los griegos, los dioses intervenían con gran prioridad en sus vidas cotidianas, puesto que toda actividad estaba ligada a ellos, la pesca, el amor, la agricultura, la política, y como describe este libro, la guerra. Los pueblos griegos acostumbraban a pedir protección o venganza a los dioses en ciertas circunstancias. 

"El anciano se fue irritado; y Apolo, accediendo a sus ruegos, pues le era muy querido, tiró los argivos funeta saeta..." (Homero, 2015, p. 67).

Esta epopeya enmarca la vida de Aquiles y Héctor. Ambos son grandes líderes de dos ejércitos distintos, el primero pertenece a los griegos; y el segundo, a los troyanos. Aquiles, hijo de la diosa Tetis, fue el guerrero aqueo más fuerte de toda esta historia, sin embargo dejó de luchar por un tiempo, puesto que estaba en riña con su jefe. Mas, su furia llegó a su límite por la muerte de su amigo más íntimo, Patroclo, y lo venga cruelmente causando la muerte de su asesino, el troyano Héctor.

Es sorprendente comprobar cómo, en plena Edad del Hierro -¿o estamos hablando de la Edad del Bronce?-, los humanos actuaban impulsados por las mismas emociones -ambición, soberbia, avaricia, ira, miedo, amor, amistad, odio- que nos mueven hoy, en el flamante Antropoceno. Ellos eran nosotros y nosotros somos ellos. ¿Por cuánto tiempo? (Libsa, 2017, p. 7).

A Aquiles le vino ese deseo de llorar por su padre; y cogiendo la mano de Príamo, apartóle suavemente. Los dos lloraban afligidos por los recuerdos: Príamo, acordándose de Héctor, matador de hombres, derramaba copiosas lágrimas postrado a los pies de Aquiles; éste las vertía unas veces por su padre y otras por Patroclo; y los gemidos de ambos resonaban en la tienda (Homero, 2015, p. 419).
Aquiles era un humano, aunque casi todo su cuerpo era invulnerable, su corazón estaba invadido por sentimientos. Lo que demuestra la cita anterior es su tristeza provocada por la muerte que, en la Ilíada, no es un problema para el héroe. Es un problema para los demás, para las familias que deben continuar viviendo sin ese ser querido. La muerte sólo es un problema para el héroe homérico en la medida en que se siente identificado con los otros, con el dolor que su muerte provocará.




Aquiles lloraba, acordándose del compañero querido, sin que el sueño, que todo lo rinde, pudiera vencerle: daba vueltas acá y allá, y con amargura traía a la memoria el vigor y gran ánimo de Patroclo, lo que de mancomún con él llevara al cabo y las penalidades que ambos había padecido, ora combatiendo, ora surcando las temibles ondas. Al recordarlo, prorrumpía en abundantes lágrimas; ya se echaba de lado, ya de espaldas, ya de pechos; y al fin, levantándose, vagaba triste por la playa. Nunca le pasaba inadvertido el despuntar de la Aurora sobre el mar y sus riberas; entonces uncía al carro los ligeros corceles, y atando al mismo cadáver de Héctor, lo arrastraba hasta dar tres vueltas al túmulo del disfunto Menetiada (Homero, 2015, p. 408).
Esta cita representa el amor hacia alguien, es verdad que este fragmento habla sobre el dolor, pero muchas veces el dolor es consecuencia del amor, ¿por qué Aquiles es tan cruel y vengativo? Simple, está dolido porque  alguien a quien amaba no lo acompañará más, y ciertamente en nuestro siglo sabemos que ésta no es una sana manera para calmar el dolor, pero recuerden que estamos hablando de la época micénica, donde no existía piedad, y la crueldad estaba en todo su esplendor. 

Aquiles es considerado un gran héroe, sí, es vengativo y sin crueldad, por así decirlo, pero no todo era maldad, él luchaba por su pueblo, arriesgaba su vida por el pueblo; en la generación de aquel tiempo el significado de la palabra "Héroe" trataba de alguien quien imponía su carácter, siendo así el más fuerte, aquel que no pudiera ser vencido. 
  
En la época antes del escritor de esta epopeya no existían medios para grabar estas narraciones que eran consideradas como un arte de canto que habían aprendido en su patria y que guardaban como un tesoro, tanto más, cuanto era la herencia de un tremendo pasado. "¿Cómo pudo pervivir esa poesía? Gracias a la transmisión oral en boca de los bardos; esto, a nosotros, que nos hemos alimentado de libros y grabaciones y videos, nos parece imposible, pero es histórico" (Libresa, 2015, p. 16). Sin duda alguna, las transmisiones orales son la llave de las puertas del principio de la historia. Sin ella no conociéramos los hechos de nuestros antepasados, no conociéramos la historia.



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Bibliografía
Homero.(2015). La Ilíada. Quito, Ecuador: Libresa.



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